Poco a Poco, en la vida como en la cocina, las cosas se hacen grandes. Poco a poco, el aceite y el ajo se llaman alioli. Sin prisa, a su tiempo, la harina, el aceite y la leche se tornan bechamel. Y el fuego, poco a poco, pocha cebollas, liga salsas y difunde aromas.
El pilpil que no conoce prisas, sin moverse poco a poco se enfada y corta. Es un secreto a voces que, poco a poco, la carne se asa mejor, fundiendo grasas, deshaciendo tendones, marchándose del hueso. Incluso cuando se cuece algo rápido, se hace poco a poco:
oliendo, mirando, escuchando, probando, tocando.